27.4.08

Sorprendida en el balcón

Siempre he pensado que la astucia femenina es notablemente superior a la masculina. Salvo casos excepcionales, la mujer sabe salir de las situaciones difíciles bastante mejor que el varón. Y para muestra un botón:

Como recordarán, el conde de Villamediana, conocido ya por mis lectores, estaba muy enamorado de Isabel, primera esposa de Felipe IV de España y III de Portugal. El rey, que sabía esto, quiso un día sorprender a su mujer aprovechando que se encontraba asomada a la ventana sobre los jardines de palacio. Se acercó cautelosamente sin ser oído.

Cuando puso las palmas de sus manos sobre los ojos de la reina, ésta, sin volverse, exclamó lánguidamente:

- ¡Estaos quieto, conde!

En ese momento hubo un frío silencio que sorprendió a Isabel. Al volverse, se encontró con su propio marido, sumamente enojado por ser llamado de aquella forma. Sin embargo la soberana supo reaccionar a tiempo, respondiéndole con refinada coquetería:

- ¿Pues acaso no sois vos conde de Barcelona?