Siempre he pensado que la astucia femenina es notablemente superior a la masculina. Salvo casos excepcionales, la mujer sabe salir de las situaciones difíciles bastante mejor que el varón. Y para muestra un botón:
Como recordarán, el conde de Villamediana, conocido ya por mis lectores, estaba muy enamorado de Isabel, primera esposa de Felipe IV de España y III de Portugal. El rey, que sabía esto, quiso un día sorprender a su mujer aprovechando que se encontraba asomada a la ventana sobre los jardines de palacio. Se acercó cautelosamente sin ser oído.
Cuando puso las palmas de sus manos sobre los ojos de la reina, ésta, sin volverse, exclamó lánguidamente:
- ¡Estaos quieto, conde!
En ese momento hubo un frío silencio que sorprendió a Isabel. Al volverse, se encontró con su propio marido, sumamente enojado por ser llamado de aquella forma. Sin embargo la soberana supo reaccionar a tiempo, respondiéndole con refinada coquetería:
- ¿Pues acaso no sois vos conde de Barcelona?
2 comentarios:
Hay que tener reflejos.
http://aaoiue.blogspot.com
Maldito masón
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