27.2.07
Aprobado
La mayoría de chicas me siguieron con relativa atención, haciendo preguntas y tomando apuntes. Cada cierto tiempo, recapitulaba para asentar las ideas e interesarme por si lo estaban entendiendo, pues a pesar de rebajar el nivel, abundaban los nombres y las fechas.
Al final, el profesor me felicitó, afirmando que tengo madera para ser profesor. Se despidió cordialmente en la puerta del instituto, ofreciéndome su ayuda para la elaboración de cualquier unidad didáctica o programación de estos asuntos del C.A.P. Un buen hombre. Que Dios le bendiga.
25.2.07
El vértigo
24.2.07
Seguimos en marcha
¿Acaso un blog no es un cuaderno compartido, un diario enlazado con el tiempo y el espacio a través de la milagrosa actuación de Internet? Pues por ello a veces no hace falta estrujarse los sesos para publicar un post. ¡Hay que dar y darse libertad a la hora de escribir, aunque sean chorradas!
Mi sábado ha sido algo tristón, de no ser por dos amigos con los que he dado un paseo mañanero por las céntricas calles de Alcalá. Entramos a la librería Diógenes y luego a tomar un pincho de tortilla en la peña madridista. Allí me aleccionaron contra el Atlético de Madrid, conscientes de mi escasa formación futbolística, pero para contrarrestar las informaciones que de otro amigo, buen católico y gran atlético, recibo en las tardes del C.A.P. Por lo que se ve, ambos equipos están irrenconciliablemente enfrentados. Veremos a ver cómo termina el partido de hoy, que se juega mientras tecleo.
Por la tarde vinieron mis tíos y abuelo para ver la obra que hemos hecho en el salón: una ventana nueva que ilumina, gloriosa, los rincones del núcleo hogareño. Yo, abatido, en el portátil, redactando la memoria del dichoso C.A.P. y preparando mi clase del lunes. Y, por lo bajo, sin que nadie se enterara, chateando con una ciberamiga extremeña. Ay, Teresa. Pues ahora lo van a saber más de dos.
23.2.07
La cruz del sectarismo
Anoche tuve la oportunidad de asistir a una cena-coloquio en Madrid, organizada por Crónica Blanca, una asociación de jóvenes periodistas católicos. Acudió un invitado de excepción: Víctor Arribas, presentador del Telediario 1 de Telemadrid. Durante más de tres horas departió amablemente con los asistentes, mostrando la cara más amarga del trabajo periodístico: las acusaciones, los ataques, las calumnias, las injurias, las humillaciones. Habló de sus problemas en el ente público madrileño, de las presiones recibidas por los sindicatos y la campaña constante de acoso y derribo orquestada por el Grupo Prisa, con la única finalidad de hundirle profesionalmente y dañar al PP.
Por contra, Víctor Arribas se mostró como un profesional entero, serio y capaz, profundamente enamorado de su trabajo. Leal hasta el extremo con su empresa, afirmó que, aunque en algún momento no esté de acuerdo con decisiones de la dirección, "yo las acepto y las llevo a cabo hasta las últimas consecuencias, a muerte. Porque es el pan de mi familia". El semblante sereno de Arribas, su voz cálida y su temperamento moderado no se alteraron a la hora de defender la profesionalidad de Federico Jiménez Losantos, Matías Prats, Alfredo Urdaci y Ernesto Sáenz de Buruaga, entre otros periodistas.
Señaló, entre risas, que uno de los momentos más complicados al frente del Telediario fue cuando se cayó el helicóptero de Esperanza Aguirre y Mariano Rajoy en 2005. Asumió la presentación de las noticias sin apenas información y hubo de improsivar, tratando de mantener la compostura en todo momento.
La mayor tragedia de los últimos tiempos que le tocó retransmitir en directo, cuando todavía trabajaba en la radio, fue el 11-S. Una pesadilla de la que todavía estamos viviendo sus consecuencias políticas, sociales, económicas y militares. Y, por supuesto, la masacre, aunque más de ámbito más "local", del 11 de marzo de 2004 y su repercusión electoral.
En definitiva, una velada agradable que se prolongó hasta bien entrada la madrugada. Los vapores del vino y los suculentos manjares deglutidos en el restaurante suavizaron la distancia que media entre la calle Serrano y mi hogar complutense.
22.2.07
Mi experiencia laboral en la Laboral
En fin, un rollo impresionante.
Pronto me dio todas las facilidades para acceder al material con el que impartir mi clase teórica, que versará este lunes -Dios mediante- sobre el estilo herreriano en general y el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial en particular. Una oportunidad única para enseñar arte del bueno, español y gloriosamente imperial, colosal, severo, recio. Sublime. Ante un grupo de veinte jóvenes féminas, algunas de aspecto procaz y descocado, demasiado liberal en mi opinión, pero joviales e ingenuas en su forma de comportarse.
Ahora estoy empezando a hacer una especie de memoria en la que hablaré de la organización del Instituto, los temarios de Historia del Arte y mi unidad didáctica específica.
Rezad por mí, que no cuesta nada, o cuesta poco.
21.2.07
Pescadores de hombres
Os envío un documental breve, de casi 20 minutos, que a buen seguro no os dejará indiferentes. Es de los que se les reservan esos 20 minutos para dedicarse estrictamente a verlo.
Un abrazo.
Parte 1: http://www.youtube.com/watch?v=lEHgOOeBfkg&eurl=/
Parte 2: http://www.youtube.com/watch?v=dIjVO2nPmM0&eurl=/
19.2.07
Un día normal
Todo blog que se precie de serlo debe tener una mínima frecuencia de actualización. Empecé a escribir mis reflexiones políticas y culturales, incluso pensamientos poéticos, con una asiduidad casi diaria. Como es natural, todo cesa apagado el primer ardor de la novedad. Sin embargo, no deseo que mi espacio se extinga tan pronto en la oceánica inmensidad de la Red.
Hoy no tengo nada especial que contaros. Ha sido para mí un día normal. Me levanté a una hora prudencial, ni muy pronto ni muy tarde, desayuné y fui a la facultad para comprobar si habían publicado unas notas. No habían salido. En la biblioteca, hojeé las páginas de la prensa local. Pronto acudió un viejo conocido a estrecharme cortésmente su mano saludadora. Antes había comprado una bolsa de mijo para mi periquito que habita la terraza acristalada de nuestro piso. Luego comí en familia y aquí me tenéis ahora, reordenando carpetas y archivos de video y audio de mi viejo, pero eficaz, y querido ordenador.
Disculpad mi atrevimiento. Os hice perder unos valiosos segundos leyendo estas insignificantes líneas, que no aportan nada especial a nadie. Ni siquiera a mí. Pero qué le vamos a hacer. España y yo somos así.
16.2.07
Las puntas de la memoria
Los años que siguieron a la muerte de Franco estuvieron marcados por este espíritu, prácticamente unánime en todas las fuerzas políticas, que impulsó el cambio de una dictadura a la democracia. Como no podía ser de otro modo, también en la sociedad latía el deseo “nunca más guerra civil”. Merced a ello la Transición fue un éxito. Tras casi cuarenta años de silencio impuesto y total falta de libertades, las viejas heridas parecían cicatrizar. Y, así, una página de la Historia reciente de nuestro país quedaba sólo en el recuerdo de millones de personas.
Desgraciadamente, la política de gestos revanchistas llevada a cabo por el Gobierno de Zapatero ha vuelto a reabrir las heridas. Escudado en una supuesta intención de honrar a las víctimas del bando nacional, y hacer justicia con los represaliados por el franquismo, el Ejecutivo ha impulsado la Ley de la Memoria Histórica, que no pretende, en el fondo, más que colocar al Partido Popular ‘contra las cuerdas’ y hacerle aparecer como heredero del anterior régimen.
A lo largo de la presente legislatura ya hemos contemplado numerosos gestos de este talante. Sirvan de ejemplo la condena del 18 de julio en el Parlamento Europeo –si la Historia no debe juzgar hechos del pasado, mucho menos debe hacerlo la clase política– o la retirada de la estatua de Franco en los Nuevos Ministerios de Madrid. Haciéndola coincidir, precisamente, con el cumpleaños de Santiago Carrillo Solares, considerado por muchos historiadores como el responsable de los crímenes de Paracuellos de Jarama.
No pongo en duda que aquellas personas que combatieron por la Segunda República tuvieron valor a la hora de defender sus ideales, y es justo que se les restituyan sus derechos históricos, a través de una rememoración de los acontecimientos. Pero de una forma serena y sosegada. Sin politizaciones absurdas que sólo pueden conducir a una memoria afilada para la crispación social y el enfrentamiento. Esta ley, en mi opinión, conduce a ello.
Es de pueblos maduros honrar a sus caídos, sean del frente que sean, y recordar sus gestas y sus miserias; sus fracasos y sus victorias; sus grandezas y sus pobrezas. Sus luces y sus sombras. La Historia, a fin de cuentas, no es más que eso.
9.2.07
La Corona deshabitada
6.2.07
Adiós Ayer
2.2.07
Un blog amigo
Con sus muchas virtudes y un sano y recto periodismo, don Miguel Ángel Malavia Martínez abre sus puertas en Periodista Digital: ha llegado La hora de la verdad.