En el mundo de la información, la imagen cuenta mucho. A veces, por desgracia, más que el contenido. Y no sólo de las personas –que también–, sino de la información presentada a través de publicaciones en la Red. Una web actualizada y con buen diseño es atractiva a los ojos del visitante casual, naufrago en estas latitudes oceánicas. Si lo que encuentra es un sitio de formas arcaicas y fondos caducados, posiblemente se vaya para no volver jamás.
Por eso creo que la Iglesia católica, en este campo, tiene una gran labor que realizar todavía. He visitado algunas páginas de diócesis españolas, y salvo honrosas excepciones, me parecen todas calamitosas. Noticias publicadas hace meses, secciones sin actualizar, títulos estáticos, enormes parrafadas que adormecen a las piedras, ausencia de imágenes de calidad,… El lenguaje de Internet no es el mismo que el de la prensa escrita o los libros impresos. Es, necesariamente, más ágil y rápido; veloz, más constante y visual.
El mensaje del Evangelio ha de transmitirse a las multitudes en todos los terrenos posibles: radio, prensa, televisión, Internet. La palabra de Dios nos quema en las manos. Es hora de ponerse manos a la obra.
1.5.07
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1 comentario:
No dude usted que estoy aplaudiendo sus letras. Razón irrefutable la de su artículo
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