29.11.06

Animaladas (1ª parte)


Hace unos días, para distraer el aburrimiento, monté en el tren con un fino libro de cuyo contenido me había informado mi padre hace unos cuantos años. El lenguaje claro, a la par que un argumento interesante, me hicieron terminarlo prácticamente en el corto espacio que dista entre mi ciudad y la capital de España. Os confesaré que lo pasé francamente mal. Tuve que abortar más de una sonora carcajada, mirando a otro lado, tras leer fragmentos como éste que pronto os transcribiré. Puede que a vosotros ni os inmute. Posiblemente. Pero, chicos, ¿qué queréis que os diga? A mí, en ese momento, me pareció divertidísimo.

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