A mí siempre me han dado mucho asco las arañas. Es el animal que más me lo da, por encima de otros insectos, roedores y reptiles de aspecto desagradable. Por eso no voy a ilustrar mi mensaje con ninguna fotografía.
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"Las arañas hembras, como se sabe, tienen esta misma costumbre, bastante antisocial, de comerse a sus maridos, y por lo tanto la llegada del macho a la tela de la hembra está preñada de peligros. Si da la casualidad de que ella tiene hambre, no tendrá ni la menor oportunidad de dedicarle sus primeras palabras de amor, por así decirlo, antes de encontrarse hecho un apretado paquete al que la dama va extrayendo los jugos vitales.
En una de esas especies de araña, el macho ha inventado un método para asegurarse poder acercarse a la hembra lo bastante para hacerle cosquillas y darle masajes hasta ponerla en un estado de ánimo receptivo, sin que ella se lo coma.
Le lleva un regalito –que puede ser una cantárida o algo parecido– bien empaquetado de seda. Mientras ella está ocupada devorándolo, él se pone detrás y con las patas la acaricia hasta que queda sumida en una especie de trance. A veces, cuando han pasado los desposorios, logra escapar, pero en la mayor parte de los casos se lo comen al final de la luna de miel, pues parece que la única forma de conquistar de verdad el corazón de una araña hembra es halagándole el estómago..."
CONTINUARÁ
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