"Del porte exterior del rey, es decir, de la regla que debe guardar en comer y en vestir" (3ª y última parte)
Con esta publicación concluyo mi serie dedicada al padre Juan de Mariana. Quienes la hayáis disfrutado, espero que la bibliografía que ofrezco al final os sirva de consuelo; quienes la hayáis padecido, pues felicidades: el suplicio ha terminado.
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Con una, en mi opinión, excesiva repetición de la idea principal, el autor termina su exposición dando como ejemplo de debilidad política y humana el caso de Juan II de Castilla, el padre de Isabel la Católica que nació con ciertas dotes naturales, aptas para gobernar con relativa dignidad.
Obligado, por su minoría de edad, a vivir largo tiempo recluido en un convento de Valladolid, su personalidad, “en tan prolongado retiro, o se debilita y enmohece o se llena de orgullo”, además de ser ya, de por sí, “triste y miserable cosa que careciese de la vista de los pueblos el que había después de gobernarles”. Completando una penosa biografía, según Mariana el joven monarca castellano, una vez muerta su madre, inició su reinado efectivo, “siempre deslumbrado, alucinado” y bajo “el imperio de sus cortesanos”, causa de “continuos y graves alborotos” en todo el reino.
Propone –y concluye– que será necesario mantener unas costumbres viriles para que, robustecido el cuerpo, la mente y el espíritu no caigan en el vicio y la flojedad (Mens sana in corpore sano). En esta línea, nos vienen a la memoria los consejos que don Quijote le dio a Sancho: “Anda despacio; habla con reposo, pero no de manera que parezca que te escuchas a ti mismo: que toda afectación es mala. Come poco y cena más poco; que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago”.
Y en la misma dirección, siglos atrás, afirmaba santo Tomás de Aquino que “la vida del hombre no sabe pasarse de cierta amenidad” pero, “exagerada inclinaría a los hombres al apego de las delicias en detrimento de las virtudes ciudadanas, pues la suavidad de los placeres sujeta el alma a los sentidos hasta el punto de incapacitarla para juzgar libremente (…) La virtud exige de los hombres que se aparten de los deleites superfluos, para que encuentren más fácilmente el término medio de la virtud”.
Bibliografía relacionada con el padre Mariana y su tiempo.
· Obras del padre Juan de Mariana. Historia de España. –Tratado contra los juegos públicos. –Del Rey y de la Institución Real. –De la alteración de la moneda, y de las enfermedades de la Compañía. Tomo II. Madrid, Biblioteca de Autores Españoles, 1950.
· BALMES, Jaime. “Mariana”, en Obras completas. Vol. XII. Edit. Barcelona, Biblioteca Balmes, 1925.
· BALLESTEROS, Antonio. “Discurso en elogio del padre Juan de Mariana”. Madrid, Tipografía de la Revista de archivos, bibliotecas y museos, 1925.
· BALLESTEROS GAIBROIS, Manuel. Juan de Mariana. Pensador y político. Madrid, 1939.
· GARZÓN, Francisco de Paula. El padre Juan de Mariana y las escuelas liberales. Estudio comparativo. Madrid, Biblioteca de la Ciencia Cristiana, 1889.
· PI Y MARGALL, Francisco. Juan de Mariana (Breves apuntes sobre su vida y sus escritos). Madrid, Tipografía de Manuel Ginés Hernández, 1888.
· “Algunos problemas históricos en torno a la figura de Juan de Mariana”. En Antoni Agustín y el seu temps. Barcelona, PPU, 1998.
· RANDALL G. HOLCOMBE (ed.) “Juan de Mariana and the Spanish Scholastics”, en Fifteen Great Austrian Economists. Ludwig von Mises Institute, Auburn, Alabama, 1999.
· ROSEN, Hans. Ensayo sobre el pensamiento político del padre Juan de Mariana. Santiago de Chile, Universidad Católica, 1959.
18.12.06
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