Se acerca la hora, si no ha venido ya, de oír la Voz primera en que la Fuerza Santa arrolle, aprisione y envuelva para siempre.
Que mis palabras encaucen la verdad tenue, alumbren toda virtud y se paren ante Aquel que es origen del cosmos. Del sol, del aire y de la tierra.
¿Por qué esperar? ¡Ya, ahora!
12.1.07
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