Hace un par de años escribí este artículo que ahora comparto con vosotros.
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“Si España quiere que me vaya…” Vehemente y rotunda se muestra la concursante que lucha por conseguir una casa, encerrada en ella mientras otros compañeros la construyen. Un programa–basura que emplea el término “España” para referirse a los miles, millones tal vez, de telespectadores que contemplan con simpleza horas y horas de tediosa parrilla televisiva, es lo más patriótico que encuentro en nuestros días. ¿Para esto quedó España? ¿Para ser invocada por una señorita de escasa cultura y con ansias de fama y poder? ¿Eso es ahora España?
¿Qué fue de la España guerrera y religiosa, que sublimó conventos y cuarteles para gloria de Dios y de su Rey legítimo?
Ya el ardor apagado, el rezo olvidado, la nobleza perdida, el postrero democratismo liberal, sin brillo, la abstención en un régimen caduco y en decadencia, han de indicarnos cómo nuestra civilización confusa y torpe se dirige a la deriva, a la extinción sin remedio. No habrá piedad para nuestro mundo. Y cuando queramos advertirlo será tarde.
España es una nación histórica, con grandes atractivos culturales, turísticos y naturales. Su pasado glorioso, construido en la Edad Media y ensalzado en la Moderna con un imperio descomunal que no conoció el ocaso, nos dejó una lengua y una Religión que sitúa al hombre en el centro de la Creación y lo convierte en objeto sagrado de libertad y justicia.
Hoy, poco parece importar a esa inmensa mayoría de españoles, que supuestamente se autocalifican demócratas.
Y es que el voto es un derecho, pero también una responsabilidad y un compromiso con el régimen liberal parlamentario de sufragio universal y directo. Con estupor y verdadera lástima escucho las quejas de algunos frustrados votantes “hace demasiado calor”, “no apetece”, “estamos cansados de tantas elecciones”,… El voto es el único instrumento existente para ejercer el control al poder público y, en su caso, destituirlo o ratificarlo. Quien desea formar parte de una asociación política, deportiva, religiosa, laboral club, o lo que fuere, acepta unas normas y se compromete a cumplirlas.
El católico debe acudir los domingos a misa, confesar y comulgar, practicar el Evangelio y leerlo con asiduidad, obedecer a la jerarquía eclesiástica y a la cúspide papal. No hacerlo es ir contra la Iglesia. No hay catolicismo fuera de ella, y esto es una realidad incontestable.
Del mismo modo, el demócrata fiel, comprometido con la libertad individual de toda la humanidad, debería acudir siempre a votar, a ejercer su soberanía como mejor puede. El que no lo hace delega en otros su función, se desequilibra el régimen político de representación y se desnutre, en ausencia suya, el mismo sistema social.
El 13 de junio de 2004 España es un país “no democrático”. La mayoría de sus ciudadanos no han querido democracia.
¡Venga pues, y cuanto antes, un régimen despótico–militar para establecer, como desea la mayoría, un estado fuerte sin gobierno libre y sin libertades individuales!
Los españoles han preferido irse a tomar el vermouth y a charlar con los amigos, o a quedarse en casa viendo con una enjuta y basta señorita gritaba “¡Si lo quiere España, me voy de la casa!”. España se quedó en casa. España, hoy como ayer, siempre será un país llamado a la decadencia. Ya tendremos tiempo de pagar nuestro indiferentismo. Muy pronto.
8.1.07
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2 comentarios:
Estimado joven cisneriano, amante de los cisnes. Le recomiendo vivamente mi blog, que causa furor entre las masas cibernéticas a la par que no alcanza el betún en comparación con sus artículos sobresalientemente acertados.
Entre en http://adiosayer.myblog.es
Señor cisneriano:
Sepa usted que en El Pedrusco vota el 100% de sus habitantes, incluso los muertos.
Van a misa el 100% de los católicos que da la casualidad que son todos los pedrusqueños.
...Y si alguien se salta uno de estos dos derechos, aunque se encuentre criando malvas, es gravemente multado y condenado a hacer trabajos para la comunidad o 3 días en el calabozo de la comisaría.
Atentamente el alcalde de El Pedrusco
¡Arriba España!
¡Viva Franco!
Viva Cristo rey
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