13.4.07

Pasión 2007

Tras muchos meses de arduo trabajo, llegó el día del estreno. Amigos, familiares y conocidos esperaban al otro lado de las cortinas. El nerviosismo comenzaba a aflorar por momentos. Los más jóvenes correteaban por los pasillos, pasaban al servicio, reían y cantaban. Todos hacían tiempo e intentaban calmar la tensión. Los mayores repasaban sus papeles, el atrezzo, la colocación del vestuario y guardaban el orden. A las ocho menos cuarto se abrieron las puertas del templo y una avalancha de personas empezó a ocupar los bancos. Tres cuartos de hora más tarde, comenzó la representación.

Desde hace tres años la parroquia de Santiago Apóstol de Alcalá de Henares (calle Torrelaguna) organiza esta Pasión viviente con el fin de acercar a los fieles el valor de los últimos momentos de la vida de Jesús, desde la entrada triunfal en Jerusalén hasta la Resurrección. Confían en hacer de las representaciones teatrales una gran catequesis de Semana Santa. Como nos cuenta Don José Antonio Castelbón, uno de los directores: “es una catequesis para que los alcalaínos vivan con más intensidad estas fechas; además, esperamos que esta representación les llegue al corazón”.

Ante el éxito de los años anteriores, se decidió en esta ocasión que se hiciera en dos días, Martes y Miércoles Santo, 3 y 4 de abril, para que todo el mundo interesado pudiera acudir a disfrutar de ella. Nadie salió decepcionado.

Los cuatro directores de la Pasión: Paolo Caretti, Pilar Alquézar, José Antonio Castelbón y Débora Gil, recordaron cómo los preparativos arrancaron el pasado mes de noviembre. Luces, escenario, vestuario, guión... cuestiones fundamentales que han de funcionar a la perfección. Porque el buen cristiano ha de buscar la perfección en sus obras. Todos los detalles fueron cuidados a pesar de los humildes medios con los que se ha contado, fruto de las generosas donaciones de los fieles para el vestuario y alguna inversión para comprar los focos más potentes.
Débora Gil explicó a los reporteros del Diario de Alcalá que este año la Pasión ha cambiado en algunos aspectos: "Hay dieciséis escenas en vez de las veintidós del año pasado y la representación dura en torno a las dos horas”. El papel de Jesús de Nazaret, sin embargo, fue interpretado, como el año pasado, por el joven Carlos Fresneda, que a pesar de no contar con el físico tradicionalmente vinculado a Cristo (Carlos es barbilampiño), supo darle vida con gran rigor y credibilidad.

En cuanto a la música, Javier Sáez ha sido el responsable de poner la banda sonora a este acontecimiento con piezas clásicas, composiciones propias de algunos miembros de la parroquia y con la colaboración del Coro Diocesano.

Toda la parroquia se ha implicado al máximo, y desde los niños a los ancianos han aportado su pequeño grano de arena. Música, decorados, interpretación. Cada uno muestra sus habilidades y las pone al servicio de la comunidad. Al servicio de la Iglesia local, base y esencia fundamental de la gran Iglesia universal. “Han querido participar todos –comenta Castelbón–, el que sabe componer, compone; el que sabe tocar, toca, y el que sabe cantar, canta”. En palabras de Emilio Fra, que daba vida a Anás, “es el tercer año que participo y es una experiencia muy hermosa entre los miembros de la parroquia”. Para Don Florencio Palomino, “soy uno de los malos, Caifás, pero eso es lo de menos; esto es, ante todo, una experiencia de fe”. El actor que interpretaba a Poncio Pilato, José Luis García, señalaba que “a la gente le va a gustar mucho, porque es una representación de un gran realismo”.

Al terminar la representación, una vez terminados los aplausos, el Obispo de Alcalá, Don Jesús Catalá, fue invitado a decir unas palabras. Agradeció a la parroquia la oportunidad de difundir teatralmente la Pasión de Cristo y animó a todos los asistentes a participar de los actos litúrgicos de la Semana Santa, conscientes, afirmó el prelado, de que Jesucristo es una realidad que nos trasciende. Seguidamente, el alcalde Bartolomé González se dirigió al público presente para subrayar que la ciudad de Alcalá conserva vivas las raíces cristianas, y esta representación es un claro síntoma de ello.
Para finalizar, el párroco de Santiago, Javier Ortega, concluyó las intervenciones invitando a todos a acudir a las eucaristías de estos días. “Pues lo que hoy hemos visto representado, se hace realidad en la Santa Misa. Cristo se hace presente en todas y cada una de ellas, dejándonos prueba de su gran amor por nosotros”. No pudo evitar hacer una referencia a la necesidad de ayuda económica para que, en próximos años, la Pasión viviente pueda seguir realizándose.

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