12.12.06

En la oscuridad

En el tercer piso que da a la Avenida de Castilla de Alcalá de Henares vive un anciano cuyos lazos de sangre son más suaves que los de afecto. Esta noche hemos acudido a visitarle mis padres, mi hermana y yo. La temperatura es agradable dentro del típico frío invernal. En las calles, los coches transitan con normalidad y los peatones, pocos, deambulan hacia sus destinos. Nadie puede imaginar lo que se avecina.

Conversamos animadamente con mi tío Félix durante un rato. Nos cuenta sus achaques propios de la edad, el cariño que siente por su cobaya, tan engordada y bien cuidada. Comenta el brusco cambio de temperatura que se avecina. El invierno se acerca, inapelable, y su ola congeladora arrollará campos y ciudades. Sociedades e individuos notarán los dedos fulminantes del intenso frío.

Todo cambia en un instante. El calor del piso asciende por segundos en una inexplicable velocidad. Nos asomamos a la terraza y el espanto se apodera de todos nosotros. El sol ha crecido repentinamente hasta un tamaño descomunal e impresionante. Desprende lenguas incandescentes, se extiende y acerca imparable hacia la Tierra. Misteriosamente, las aguas del mar se han venido hasta nosotros, y vemos el horizonte oscuro tras un relámpago interminable.

De pronto, el agua prende como gasolina y la fuerza de los elementos se desata. No podemos hacer nada. Entramos dentro del salón, sorprendidos, quietos y horrorizados. El calor se hace cada vez más insoportable. Sin duda, el fin se acerca. El fin último y definitivo.

"Arrodillaos" -digo a todos. "Ha llegado la hora del Juicio". Sobrecogidos y en actitud de oración, comenzamos a rezar el Padrenuestro y la Salve Regina.

Pronto, cae un tabique. No hay nada que temer: el sueño ha terminado.


De momento.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pero q es lo q quieres contar una historia de miedo o q

Cisneriano dijo...

Hombre no seas malo, pues era un sueño-pesadilla que sufrí la otra noche y para no perderlo en la inmensidad de mis neuronas (no porque tenga muchas, sino porque soy cabezón, de cabeza grande), lo publiqué, con tu permiso, en mi blog.

Adolfi dijo...

eres un poquito capullo,creì que al tio Fèlix le habìa pasado algo.El fin del mundo no està tan lejos,pero mejor es no pensarlo.La prueba esta en los àrboles,diciembre y con hojas verdes,la naturaleza es sabia.
Por cierto,ayer hable con Niebla,me confirmò que està en el cielo.NO ESPERABA MENOS.